Tarea módulo 3. EDUCAR PARA CUIDAR.

 EDUCAR PARA CUIDAR: LA CONTRIBUCIÓN DE LAS UNIDADES PEDAGÓGICAS HOSPITALARIAS A LA HUMANIZACIÓN DEL HOSPITAL 

En medio de pasillos estériles, protocolos médicos y rutinas hospitalarias, las Unidades Pedagógicas Hospitalarias (UPH) se convierten en un latido de humanidad dentro del hospital. Estos espacios cumplen una misión: garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas en situación de enfermedad. Al mismo tiempo, pretenden devolver al entorno hospitalario un poco de la vida que esa enfermedad intenta arrebatarles. 

Es por este motivo por el cual la educación hospitalaria no solo enseña contenidos o saberes básicos escolares. Enseña a seguir soñando, a encontrar rutinas que dan sentido a sus vidas, que les devuelven la luz en su día a día, a recolectar con la infancia desde el juego, el arte y el vínculo con los seres que les rodea. 

Es una forma de resistencia ante el dolor y el aislamiento que sufren, así como una oportunidad para que no solo se reduzca a un diagnóstico, sino reconocido como estudiante, como persona en desarrollo. 

Las UPH contribuyen a la humanización de hospital porque ponen al ser humano (niño o niña) en el centro, y siempre respetan sus tiempos, emociones y capacidades, adaptándose a sus necesidades y características. Se crean proyectos educativos adaptados, propuestas creativas, basadas en sus intereses y motivaciones. 

El aula se transforma en refugio para el alumnado, en un lugar donde el aprendizaje convive con la esperanza.

La escuela en el hospital no cura, pero acompaña, alivia, apoya y da sentido. Una forma diferente de sanar, de ver la vida y el día a día en el que están inmersos. Donde el cuidado no es solo físico, sino, sobre todo, nocional y social. Una forma de sanar que, sin duda, permite al alumnado desenvolverse como persona en desarrollo. 

Pero, la contribución de las UPH va más allá del niño o de la niña. También acompaña a las familias, muchas veces agotadas mentalmente, ofreciéndoles una red de apoyo. Les ofrece un espacio donde poder ver a sus hijos e hijas aprender, reír, disfrutar... va más allá de la enfermedad. 

Así, las UPH nos recuerdan que educar en la fragilidad es una oportunidad única para enseñar desde la vida real. Es, en ese contexto, donde valores como la empatía, la resiliencia, la solidaridad y la compansión dejan de ser palabras abstractas para convertirse en experiencias vividas. 

En definitiva, las UPH es mucho más que un aula en el hospital. Es una declaración de principios sobre lo que entendemos por infancia, por educación y por dignidad. Porque, incluso en los momentos más difíciles, cada persona merece seguir aprendiendo, soñando y sintiéndose parte del mundo. 



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